miércoles, 6 de enero de 2010

Caminando sobre el filo. Pensamientos de una inmigrante

Este post se publicó el 30 de octubre de 2009, en el Blog Alius Modus, en el marco del Premio Alius Modus a iniciativas sociales innovadoras, y es el primer paso para continuar publicando mis reflexiones y aprendizajes personales como inmigrante...

Escribir acerca de mi propio proceso de migración y mis aventuras en el mercado laboral español, me genera hoy una amplia gama de emociones. Y es que desde hace 3 años que tomé la decisión de vivir en otro país diferente al mío, he pasado por dos procesos fallidos de residencia de trabajo, un tercero aún sin concluir, una amplia y extenuante carrera como becaria, además del haber conocido a muchas personas que me han abierto la posibilidad que en cada momento me lleve un gran aprendizaje.

En este proceso están presentes emociones que se reciclan una y otra vez. La confianza en los otros cuando te encuentras gente abierta al cambio y con la sensatez de verte como una oportunidad y no como un enemigo; el miedo y la inseguridad que te da el sentirte excluido del grupo mayoritario, ya sea por el idioma, por el estilo de vida o por la cultura; la sensación de poder ante el hecho de que ser extranjero es una decisión de vida y de que siempre tienes la posibilidad de regresar a tu país.; la rabia frente a los asomos de discriminación en ámbitos laborales, burocráticos, personales. Y obviamente la sensación de incertidumbre, presente en cada uno de los momentos de mi aventura.

Me quiero detener en la incertidumbre, ya que pienso que es una emoción que siempre acompaña tanto los procesos migratorios, como al mercado laboral español, más aún en esta época de crisis global. Y es que la incertidumbre se ha convertido en mi compañera de viaje, y ha significado el perderme para encontrarme y volverme a perder, es una espiral que me ha permitido avanzar tanto en el reconocimiento de la diferencia, la otredad, la multiplicidad, como en el conocimiento de mis capacidades y mis limitaciones.

De la mano de la migración y de la incertidumbre, está la decisión que hemos tomado muchos inmigrantes de quedarnos en una condición de ilegalidad o de irregularidad. Y es evidente que suceda, cuando se está en un país como extranjero, las leyes nos dicen que no tenemos las mismas opciones de movernos en ámbitos laborales y sociales como lo hace un local. Y allí aparecen contradicciones: la clandestinidad nos seduce, nos da el poder de ver las cosas desde una posición diferente, pero también siempre estás caminando sobre el filo. Somos ciudadanos desarraigados, mirando a ambos lados del paisaje, sin poder permanecer en alguno (esto por lo menos en los primeros años de adaptación).

A nivel laboral, tenemos la sensación de siempre estar dos pasos atrás de los locales, y aunque tengamos una amplia carrera profesional y en ocasiones una mejor preparación académica, se hace difícil encajar y sentirte valorado.

En mi caso particular he estado los 3 años de mi permanencia en España como becaria. Y aunque con este estado se pueden hacer bastantes “bromas” (gracias a becarias mundialmente famosas), también surgen un sin número de cuestionamientos frente a tus posibilidades personales y a las leyes laborales del país en el que vives.

¿Cómo las empresas permiten que una persona extranjera esté 3 años o más en condición de becaria? ¿Cómo la ley permite esto? ¿Qué garantías tenemos los inmigrantes ante esta condición “eterna”? En mi caso este estado ha sido consecuencia de dos procesos fallidos de residencia de trabajo. Sin embargo conozco muchos casos en los cuales la empresa se beneficia del trabajo cualificado del inmigrante, a muy bajo costo y sin necesidad de realizar los complejos procesos de permisos y autorizaciones que exige la ley.

Actualmente estoy esperando la resolución de permiso de trabajo de un tercer proceso, ya les contaré como se resuelve todo. La incertidumbre está más presente que nunca en mi vida, pero también la sensación de libertad y de confianza que te empuja a mantenerte en un lugar.

Y es que los inmigrantes debemos escoger entre ser libres y trascendentales o ser parte de y normales, ser terrestres.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Marian!

Muy buen relato sobre la experiencia de ser y sentirse extranjero en otro País, que permite a los que nunca hemos experimentado esta sensación (y quizás nos haría falta) saber que se siente y poder conocer otras realidades distintas a la nuestra, en ocasiones una demasiado cómoda y fácil existencia.

Como ya te dije hace unos días, es triste que un simple papel pueda llegar a delimitar tanto el futuro (por lo menos profesional, aunque siempre afecta a otros ámbitos) de una persona. Pero tu tienes la gran suerte de ser mucho (independientemente de lo que tengas), y eso no lo atorga ningún papel.

Puedo decir que he tenido la suerte de conocerte, y aunque no mucho, poco me ha bastado para saber que detrás de un simple y absurdo papel que podrá decir lo que quiera (todos pertenecemos al mismo mundo) se esconde una persona muy muy muy válida (y me faltan muys!). Una chica que con lo poco que me has explicado de ti, me has dejado con la boca abierta, y con la sensación de que a mi, que nunca me he movido de la comodidad de mi ciudad/país, me das mil vueltas!

Puedo afirmar, y no creo equivocarme, que tienes la gran suerte de ser una persona muy preparada intelectual y laboralmente, además de gran simpatía y con mucha empatía con la gente (me dejo muchísimas cosas seguro :) ), lo que te convierte por méritos propios, no solo en ciudadana de Barcelona, sinó en ciudadana del mundo, digan lo que digan los respectivos papeles.

Te animo a que sigas compartiendo tus vivencias a través de este medio, porqué a parte de ser interesantísimas, creo que pueden lograr abrir la mente a quién tenga la suerte de leerlas.

Muchos ánimos con la espera de la resolución, no desesperes, seguro que está vez será la buena, y piensa que lo importante es quién tu eres y no lo que un pedazo de papel pueda decir de ti.

Un fuerte abrazo!


Jordi

Marian dijo...

Jordi,
Una de las tantas cosas que valen la pena del viajar, es la gente que vas conociendo, y que te acompaña en el camino.
Gracias por ser parte de este camino.
Marian